Peñarol Universitario festeja sus 50 años en la Liga Universitaria

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1970

El aurinegro universitario festeja 50 años en la Liga y no pasa desapersivido. Uno de sus fundadores, Dr. Julio Gorga, publicó hace un tiempo una carta que ilutra el pasaje de una inistitución que ha marcado un mojón importante. Felicitamos a todos los que han hecho Peñarol Universitario y compartimos fotos y la carta que gentilmente nos hiciceron llegar de la mano de Alberto Abelleira.

1982

Mensaje escrito por el Dr. Julio Gorga como principal fundador de Peñarol Universitario:

Publicado en la Revista «La Liga Universitaria- Sus 90 años – Su espíritu»- 2004

Se nos pide lo imposible. Nada menos que comprimir la historia de varias generaciones en una página. Y por ser imposible, desistimos de hacerlo. Porque el año 1967 fue decisivo para nuestro país. Desgracias y sufrimientos impensables e indescriptibles, se aceleraron desde ese entonces. No por casualidad, en 1967 fue cuando Peñarol Universitario nació para la Liga Universitaria. Aquel grupo salido de los mejores exponentes del penúltimo campeonato «tradicional» de fútbol de la Asociación de Estudiantes de Medicina en 1966, tampoco por casualidad se nutría con jugadores nativos de casi todos los departamentos de nuestro país y de varios orígenes latinoamericanos (la gran mayoría hermanos chilenos y paraguayos, pero también de Bolivia, Colombia, Argentina, Perú, Costa Rica…), sino que era consecuencia de situaciones que ya habían explotado o estaban a punto de explotar en el sub-continente. Políticas sociales, económicas, humanas… descarnadamente humanas.

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Y de ahí salió nuestro grupo, al que llegarían más adelante estudiantes de todas las demás profesiones universitarias. En aquel principio hubo que conseguir camisetas para competir, y gracias a que el padre de un compañero era Secretario del Peñarol de los tiempos de Güelfi y Cataldi, se nos facilitó un juego de diez de mangas cortas y cuellos en «V» bastante desteñidas, que ya habían pasado desde la Primera División profesional hasta la última de las inferiores. Nos llegaron muy gastadas, pero con un secreto para guardar: quienes eran los «crack» que largo tiempo atrás las habían estrenado. Por eso había que hacer cualquier esfuerzo para preservarlas, y aparte del lavado a mano los domingos por la noche y el secarlas en invierno, merodeando la estufa a leña de la casa de Divina Comedia, también había que zurcirlas una y otra vez, -zurcido sobre zurcido-, alternando hilo negro y amarillo, según donde hubieran sido los desgarros del último enfrentamiento. Claro que ayudaba que nuestro primer capitán tuviera una propia, Nº 11, que le había regalado Juan Joya (aunque fuera de manga larga y él jugara siempre de back izquierdo), y que otro amigo aportara una que parecía salida de la época del ferrocarril, con un amarillo dudoso, obtenida por su padre muchos lustros antes, quien sabe de donde.

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Y fue nuestro primer orgullo que en aquellos inicios nos entrenara Romeo Vázquez, el inolvidable Preparador Físico de la gesta de Maracaná, acercado por nuestro DT de entonces, el periodista de Radio Sport, Miguel Barreto (tal vez presagio de que tendríamos tiempo después a una gloria como el Tito Goncálvez también como DT). Por eso y tantas cosas más, pasando por cuando se «suspendió» en plena explanada de la Universidad, la «Primavera» (las maravillosas e inolvidables fiestas de la FEUU de entonces) con la multitud expectante después del largo desfile a contramano -del centro a la Universidad- del espectáculo cumbre, la presentación de las murgas de las distintas asociaciones, porque llegó la noticia de que en ese momento se estaba reprimiendo salvajemente a los obreros del frigorífico del Cerro (y que tal vez haya inspirado a Viglietti, cuando dice en su canción que «se suspende la Primavera»), fue que no resultó difícil decidir casi en solitario, el no presentarnos en 1968 al partido clave que nos podía dar el tan deseado ascenso, justo el día de las exequias de Susana Pintos, y sin dudar donde se había perdido más, esperar por una próxima oportunidad.

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Y sufrimos por los amigos caídos en la tragedia de los Andes (en especial los queridos Numa Turcatti y el flaco Martínez Lamas), y sufrimos por todos los detenidos, encarcelados, torturados y los exiliados por distintas causas. Y por los compañeros del alma que han partido ya: Laurito, Carlitos Boni, y Vique, y el «hincho» Vidart, y el «Quique» Barrera, y quien sabe si alguno más. Y por tantos adversarios leales -en realidad amigos- los de la «Liga»- que ahora juegan con los nuestros en la cancha celeste de arriba… para mencionar en nombre de todos a Sergio Rígoli, Mariolo Bergara, el «Ruso» Jacobo y el «Paleta» Paullier.

Veteranos 2000

Por eso hubo que desistir de escribir algo de Peñarol Universitario en apenas una página. Por eso ni siquiera comenzamos. Pero aunque no se pudo escribir, las ganas fueron tantas, que por un instante y amparados por esas vueltas intangibles del alma, logramos volver a la vieja casa de la calle Divina Comedia, donde con ayuda de todos – los de siempre- otra vez colocamos en posiciones inverosímiles aquellas camisetas zurcidas, guardadas desde entonces en lo más recóndito del corazón, para que se sequen y estén prontas para la lucha, de ser necesario.

MATERIALES 50 AÑOS (1)

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